ESTO ES UN RELATO DE LAS VIVIENCIAS EN VALPARAISO Y SUS ALRREDEDORES A PARTIR DEL VERANO DE 1968...SIN MAS PRETENCION QUE MOSTRAR UN VALPARAISO DESDE MI MUY PARTICULAR OPTICA...

Valparaíso 70

sábado, 18 de agosto de 2007

LLEGANDO A VALPARAISO

Después de haber viajado toda la noche llegué a la Estación Central de Santiago alrededor de las siete y media de la mañana... y teniendo muy presente las indicaciones de un amigo mayor, en relación a la conducta de los taxistas que pululan en el acceso de la Estación, aseguré mi equipaje y decidí tomar un taxi, un chevrolet biscayne muy brilloso. Se dirigió por la Alameda, esquivando los hoyos producto de un asfalto saltado y que dejaba a la vista unos nobles adoquines que brillaban con los rayos del sol que provenían desde el lado de la cordillera, no fue mas lo que retuve ya que iba preocupado que en Morandé debía doblar hacia Mapocho, todo territorio desconocido para mi.

Al llegar a la Estación Mapocho, comprobé, con estupor, que el tren ya había salido hacia Valparaíso. Gran problema, pues me cambiaba totalmente los planes. Decidí tomar desayuno por lo que me dirigí a un tradicional bar restoran llamado “La Nave”, que estaba justo en la esquina de General Mackenna con Bandera (actualmente esa edificación desapareció para dar paso al Metro Línea Dos.) Frente al Hotel Bristol.

A la salida vi como llegaban, por calle Mackenna, unos buses algo raro en su diseño y que no se parecian a los Magirus del “Vía Sur” ni a los Mercedes de “Flecha Verde”. Me dirigí al terminal y leí a la entrada Andes Mar Bus… y al poco rato me embarcaba hacia Valparaíso, en esos característicos buses Chausson de color café claro, con una tripulación pulcramente uniformada.

Paso un largo rato, mientras el bus se enfilaba entre calles y edificaciones que no terminaban nunca, hasta que, por lo que al tiempo después pude saber, el bus tomó el camino hacia Melipilla hasta Padre Hurtado, frente a los Cerros de Chena, ahí había un control de Carreteras de Carabineros, donde los conductores se bajaban para el control correspondiente. Luego, dobló hacia la derecha y comenzó un lento ascenso, por la cuesta Barriga, camino pavimentado y con pronunciadas curvas (al menos para mi) hasta llegar a la cima y de ahí, la espectacular vista del valle de Curacaví, pueblo al que llegamos después de bajar casi media hora… el bus se estacionó cerca de la plaza y aprovechamos para bajar y estirar las piernas, acoto que en esos tiempos se podía fumar en el bus, y que traté de robarme el cenicero y no pude.

Para mi era toda una novedad el paisaje de la zona, ya que en la zona de Concepción este es completamente diferente, estuvimos detenido por casi media hora, luego continuamos el viaje a Valparaíso, cruzamos lo que quedaba del valle, y esta vez pasamos por el túnel Zapata (yo había cruzado los túneles que están en la ruta ferroviaria entre Concepción y Chillán, por el ramal de la costa, los cuales son de una extensión mucho menor y el túnel ferroviario en el ramal de Concepción a Arauco) y un nuevo valle, el de Casablanca y con la consiguente parada, para luego subir la cuesta y llegar a Lo Vásquez, donde el Bus volvió a detenerse, para dejar algunos peregrinos y para que otros cumplieran con sus promesas, de manera Express.

A esas alturas del viaje mis piernas estaban un poco acalambradas ya que los asientos no eran del todo cómodo, y con algo de dolor de cabeza por el ruido que producía el motor, que iba al lado del conductor.

La llegada a Valparaíso, casi me volvió loco, la bajada por Santos Ossa, esas atractivas quebradas plenas de quila, algunas palmas (un tipo especial de palmeras) pero, lo que mas me llamó la atención fue ver a algunos niños descendiendo por la calzada en sus "carretillas chanchas" (vehículo hecho de deshechos de madera y rodamientos en desuso) y que diestramente conducidas a través de cordeles amarrados al eje delantero.

Avenida Argentina… maravillosa, el olor del mar… y sus construcciones tan típicas que me hizo soñar, por unos instantes, de estar llegando a alguna ciudad costera europea.

Cruzar Valparaíso fue emocionante, hasta llegar al Terminal, frente a la Estación Puerto, me bajé como embriagado, mi cabeza se inundó de ruidos nuevos, mi nariz llena de aromas diferentes y el paisaje humano como sacado de una película de época inglesa.

Ya era casi medio día, y el barrio puerto bullía, con el fin de aclimatarme un poco, camine algunas cuadras en dirección a la plaza aduana, ahora era el momento de mi ultimo desafío, llegar a la casa de una tía de mi madre que vivía en la calle Pacifico del cerro Playa ancha;

“Cuando llegues al Valparaíso, toma la micro verde “B” y que va de norte a sur” y le debes decir al chofer, al pagar, “Cerro” porque tienen dos tarifas, una para el plan y otra para el cerro, y esa se toma en la calle Blanco”

“Ah y te vas a dar cuenta que en esa parte hay solo cuatro calles paralelas y después viene el cerro, la que esta al lado del mar, y aprendete desde ya sus nombres, es Errázuriz, después viene Blanco, Cochrane y Serrano, y que no te llame la atención, esa calle tiene varios nombres según donde te encuentres, primero se llama Bustamante, hasta la plaza echaurren, después Serrano, hasta la plaza Sotomayor, después Esmeralda, hasta el reloj Turri, después Condell, hasta...”

¡Para mamá! le interrumpí, deja que llegue primero, y que ahora, in situ, recordaba tan precisas señas.

Este último tramo fue maravilloso, la micro verde dobló en la plaza Aduana y se metió entre las edificaciones de la Armada, pasando por frente al Centro de Abastecimiento y a luego, a la vista el mar, por el otro lado el Astillero Las Habas, el Castillo, Caleta El Membrillo, el paseo Rubén Darío, hasta llegar casi hasta las Torpederas, y luego comenzar a subir, el Estadio Playa Ancha; a la derecha, el Hospital Pquiatrico; a la izquerda, el Pedagógico de la Universidad de Chile, las canchas del Parque Alejo Barrios, la Avenida Playa Ancha, la subida Quebrada Verde, ahí, la micro, como animal viejo, comenzó un constante quejido y a una velocidad no superior a los 20 kilómetros por hora;
Aquí se tiene que bajar….
Gracias.
La micro se detuvo con precisión, al bajarme me detuve para mirar como volvía a iniciar la marcha, pensando que se podría ir hacia atrás, pero salió como si estuviese estacionada en una pendiente, hacia abajo, ¡que destreza de los choferes de la movilización colectiva de Valparaíso!.

No me costó llegar a la casa de mi tía, pero lo que paso después, se los cuento otro día.

Nota: La fotografía es un símbolo, asi, como esta "chatarra" se convertirá Vparaíso si no lo cuidamos.-

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